Las sociedades
occidentales de principios del siglo XXI se caracterizan por una creciente
desilusión con la medicina científica. Paradójicamente, también dependen cada
vez más de la biomedicina para resolver los problemas sociales y médicos, y
sigue imperando la mitología del médico benévolo, parecido a un dios. Por una
parte, se critica a los médicos por abusar de su poder al controlar y oprimir a
sus pacientes, por su negligencia y codicia; por la otra, en la mayoría de las
sociedades occidentales se suele considerar el acceso a la atención médica como
un bien social y un derecho inalienable de toda persona. Las opiniones médicas
sobre la salud, el padecimiento, las enfermedades y el cuerpo dominan las discusiones
públicas y privadas.Algunos críticos sostienen que son excesivos el poder y
alto estatus social del gremio médico, que se les da demasiada confianza a los
médicos y al tratamiento que ofrecen, que los recursos dedicados a la
tecnología médica son desproporcionados. En los dos últimos siglos, una serie
de comportamientos, que van desde el homosexualismo hasta el alcoholismo, han
caído bajo la égida de la medicina. Con la obsesión actual por localizar el
precursor genético de dolencias, enfermedades y comportamientos, la base de
conocimientos de la medicina científica ha invadido aún más la definición de
los límites de la normalidad y del buen funcionamiento y comportamiento del
cuerpo humano. Sin embargo, no se puede negar que dolencias y enfermedades son
estados debilitantes, y que las poblaciones de las sociedades occidentales
tienen hoy una vida mucho más larga y libre de dolor y malestar que en
cualquier otro momento.
Autor: Deborah Lupton
Publicación: Medellín,
Universidad de Antioquia: 2012
Este libro es una nueva adquisición del Sistema
de Bibliotecas, y desde ahora puede ser consultado en la Biblioteca del Carmen
de Viboral, Colección general, 306.4691/L966
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