Una investigación que pretenda medirse en serio con el problema de
la desnudez debería ante todo remontarse arqueológicamente más allá de la
oposición teológica desnudez/vestido, naturaleza/gracia, pero no para alcanzar
un estado original precedente a la escisión, sino para comprender y neutralizar
el dispositivo que la produjo.
No es casual que, cuando a principios del siglo XX se difundieron
en Alemania y luego en el resto de Europa movimientos que predicaban el nudismo
como nuevo ideal social, reconciliado con la naturaleza del hombre, ello fue
posible sólo oponiendo a la desnudez obscena de la pornografía y de la
prostitución la desnudez como Lichtkleid ('vestido de luz'), es decir, evocando
inconscientemente la antigua concepción teológica de la desnudez inocente como
vestido de gracia. Lo que mostraban los naturistas no era una desnudez sino un
vestido, no era naturaleza sino gracia.
Que Adán y Eva antes del pecado no pudieran ver su desnudez porque
esta se hallaba recubierta de un vestido de gracia no está dicho en modo alguno
en la Biblia. La única cosa segura es que al principio Adán y Eva estaban
desnudos y no sentían vergüenza ('El hombre y su mujer estaban ambos desnudos,
y no sentían vergüenza'). Después de la caída, en cambio, sienten la necesidad
de cubrirse con las hojas de higuera.
Es decir, la transgresión de la orden divina implica el paso
de una desnudez sin vergüenza a una desnudez que debe cubrirse.
Autor: Giorgio Agamben
Publicación: Bueno
Aires: Adriana Hidalgo editora S.A, 2014
Este libro es una nueva adquisición del
Sistema de Bibliotecas, y desde ahora puede ser consultado en la Biblioteca del
Carmen de Viboral, Colección general, 195/A259d
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